La mayoría de los colombianos sentimos un renacer de la política y una esperanza en este gobierno, un verdadero líder que representa a todo un país preocupado por resolver sus necesidades, y de gran aceptación a nivel internacional. Sin embargo, no todo está a favor del presidente y es el momento de decir que no todo vale ni es conveniente insistir en que no me dejare imponer nada.
Para el presidente de la república ha sido difícil no detener su discurso de campaña y al parecer está abusando de su confianza y dejándose ganar del ego personal que hay que tragárselo sobre todo cuando se gobierna un país con tanta desigualdad social teniendo en contra toda una maquinaria perversa que desinforma, que gobernó por décadas a punta de corrupción, mentiras y muertes que condujeron al país a la miseria.
No entendemos porque el presidente, un líder Progresista Social Demócrata distinto a los anteriores inteligente y audaz, no se preparó creando en poco tiempo medios masivos de comunicación para contrarrestar la ola de improperios y falacias que ya se sabía que vendrían y que hasta fecha de hoy se sigue apostándole a la terquedad y no utiliza parlantes propios, su propio micrófono, sus propios actores de la comunicación; es mucha la desinformación, la tergiversación sin tener en cuenta el nivel educativo de muchos sectores sociales que es bastante bajo y la confusión es evidente, al tiempo que se debería estar creando sus propios medios alternativos que contrarresten esa manipulación para que la oposición no aproveche la adaptación del gobierno para seguir generando incertidumbre.
El pueblo colombiano quiere escuchar de forma tácita y precisa sus intereses puntuales en un solo tono y hablarles en tonos diferentes con discursos largos tiende a perder la coherencia.
La falta de cohesión entre los voceros del gobierno, el presidente y los ministerios no ha tenido una directriz para dirigirse en un solo tono y contrarrestar tantos ataques infames. Todos en el gobierno hablan y opinan y es tiempo que se le ponga freno a tanta tergiversación y no conduzcan al pueblo a un ple ple mayor que el del año anterior.
Sabemos que los medios de comunicación y periodistas de siempre le aumentaron sus beneficios para que la campaña de difamación sea contundente y más agresiva en desinformar al pueblo hasta llevarlo a la encerrona que le están preparando a su gobierno.
Los medios de comunicación, los gremios económicos y empresariales, los políticos de derecha, los militares retirados, los políticos tradicionales que están en el Pacto Histórico, los narco paramilitares e influencer, todos ellos tienen un fin, uno de ellos es evitar que se aprueben las reformas, que se logre la paz total con los distintos grupos armados, provocar al presidente a que tome medidas coercitivas y dictatoriales en contra de sus intereses, la otra es crear un estallido social y echarle en contra el mismo pueblo que lo eligió sacándolos rabiosos a las calles a desangrar el país calificándolo de dictador. Una vez esto suceda le darán un golpe de Estado con el argumento que su sistema de gobierno es fallido, eso es lo que promueven en las calles y la presión constante desde los medios de comunicación y redes sociales.
El señor presidente está a tiempo de corregir y evitar que cosas así sucedan.
Es inminente la creación de medios masivos de difusión para contrarrestar esta oleada de ataques.
El equipo de comunicación debe tener la mayor coherencia para no generar impacto que estimulen a la oposición.
Coherencia entre su equipo de comunicación, vender el mensaje en una sola línea, en cualquier canal, en cualquier circunstancia que se escuche una sola voz a través de los interlocutores que designe.
Fortalecer la radio comunitaria, crear proyectos periodísticos independientes.
Pedirle a la población mayor y mejor lectura de lo que se dice y controvertir con altura.
Señor presidente no permita que arrastren por esa corriente turbulenta que lleva piedras en su contra, el respaldo popular que requiere cordura al hablar y no dar pie que genere polémica en contra de su buen gobierno.
Por. Edvards Mercado
Comments