Cuantos años más necesitamos los colombianos aprender del mundo civilizado y lo importante que es tener un país desarrollado con el nivel y calidad de vida que merecemos todos los ciudadanos, primeramente, necesitamos educarnos, dejar la ignorancia y saber elegir buenos gobernantes que creen políticas públicas que permitan el desarrollo y la educación, sin descuidar la diversidad cultural que poseemos, porque sin ello ningún desarrollo será posible.
La civilización moderna comenzó a construirse en el siglo XVI hasta nuestros días.
Estos estados culturales de la humanidad han sido civilizados paulatinamente en la medida que sus gobernantes generan políticas de desarrollo a sus comunidades y se introducen los nuevos métodos basados en economías y forma de vivir sin perder sus costumbres.
Alguien dijo alguna vez, que Colombia es una sociedad fácil de manipular con la propaganda, con el pasquín, etc. Es cierto, individualmente pensamos una cosa y colectivamente no sabemos tomar decisiones que engrandezcan la sociedad. Elegimos gobernantes que destruyen la democracia, nos da miedo elegir estadistas que promuevan el nombre de Colombia ante la comunidad internacional.
Aristóteles señaló, por cierto, que los seres humanos suelen tener una inclinación natural hacia el intercambio civil, sin embargo, el alcance de la participación política puede variar de una sociedad a otra, de manera particular las inclinaciones políticas pueden ser suprimidas no sólo por gobiernos, sino por restricciones autoritarias, también por la “cultura del miedo” que genera la represión política. También puede existir una “cultura de la indiferencia”, que a diferencia del escepticismo lo conduzca a la apatía.
Se requiere un mayor impulso a la educación, formar y orientar políticamente a la sociedad para que participe activamente de las decisiones en función del desarrollo. El éxito de la vida social depende en gran medida de lo que la persona, la gente, hace espontáneamente por los demás.
Recabando en los anales de la historia encontré información qué, en 1990, que hablaba sobre la económica de Colombia y Corea del Sur durante los años sesenta, y sorprende ver lo parecidas que sus economías eran en aquel entonces. Treinta años más tarde, Corea del Sur se había convertido en un gigante industrial con la decimocuarta economía más grande del mundo, corporaciones multinacionales, exportaciones considerables de automóviles, equipo electrónico y otras manufacturas sofisticadas, y un ingreso Per-cápita cercano al de Grecia, y no sólo eso estaba en camino de consolidar instituciones democráticas, no habían ocurrido tales cambios en Colombia, cuyo ingreso Per cápita era casi quince veces menor al de Corea del Sur. ¿Cómo podía explicarse esta extraordinaria diferencia en el desarrollo? Sin duda, muchos factores entraron en juego, pero pienso que la cultura debía constituir gran parte de la explicación. Los coreanos del sur valoraban la frugalidad, la inversión, el trabajo duro, la educación, la organización y la disciplina. Los colombianos tenemos valores diferentes.
En pocas palabras, las culturas cuentan.
Para la década de 1960 Corea del Sur había alcanzado un nivel educativo mucho más alto y un sistema escolar mucho más extendido que el de Colombia.
Corea del Sur no se apoyó únicamente en su cultura tradicional. Desde la década de 1940 utilizo la política pública para impulsar su atrasado sistema educativo.
La participación política es extremadamente importante para el desarrollo, Colombia en pleno siglo XXI sigue siendo pobre, requiere de gobernantes con visión moderna y civilizada, que priorice la educación y el desarrollo.
Para alcanzar el desarrollo, una sociedad respeta su diversidad cultural, las leyes y educa generando las condiciones para insertarlos en una sociedad productiva y equitativa.
El resentimiento social aumenta por falta de oportunidades, la inequidad y la violencia son evidentes. Son víctimas de su propia ignorancia, hay que saber elegir y diferenciar entre una propuesta objetiva y un ser humano con falencias en sus afirmaciones.
Mi pregunta es seguimos en el subdesarrollo sin respetar la diversidad cultural, o nos preocupamos por exigir educación gratuita y de calidad y vivimos como vive Corea del Sur.
Por. Edvards Mercado
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