El 17 de octubre de 2018, el Gobierno de Canadá, legalizo el cannabis recreativo tras constatar la ineficacia de las sanciones penales destinadas a restringir el acceso de los menores a esta sustancia.
Aunque los datos sobre los impactos reales de una política adoptada por el Gobierno de Canadá en Ottawa, son limitados, las intenciones detrás de este enfoque nacional para la reducción de daños y a su vez, eliminar el mercado ilegal de la marihuana, esta reduciría la carga carcelaria asociada con delitos menores asociados con esta sustancia, para brindar beneficios económicos al gobierno, y de la misma manera controlar la calidad de la marihuana y limitar efectivamente el acceso a esta, por parte de los adolescentes.
De otro lado, Colombia se encuentra en esta gran disyuntiva que requiere de una seria lectura y buena promoción de este espinoso tema, sin embargo, esta ad-portas de la aprobación de la despenalización total de la marihuana en el camino de la regulación de las llamadas ‘’drogas suaves’’.
Hay que tener en cuenta que la regulación de la marihuana afectará todos los aspectos de nuestra sociedad, debido a su complejidad y la diversidad de conceptos y desafíos asociados con el diseño de un nuevo marco regulatorio.
Una de las características predominantes en estas deliberaciones es la gran diversidad de opiniones, estudios y conocimientos expresados por quienes aportan su tiempo e ideas, entre ellos padres de familias, pacientes, médicos, políticos, policías, científicos y medios de comunicación, etc. Quienes enriquecen el debate aportando ideas, pensamientos, sentimientos y estudios de esta realidad.
El tema se debe hablar y promover desde todos los rincones más profundos y aislados de Colombia, en nuestros hogares y municipios donde vivimos, así como en el extranjero y centrarse en las obligaciones bajo los tratados internacionales, pero también escucharnos sobre el deseo de romper con la cultura del miedo que rodea a la marihuana y reconocer la existencia de atributos médicos y sociales de manera positiva.
El paradigma actual de la prohibición de la marihuana ha estado siempre con nosotros durante más de 100 años, no podemos ni debemos esperar revertir esto de la noche a la mañana.
Si bien el alejamiento de la prohibición de la marihuana se debió hacer hace mucho tiempo, es posible que anticipemos todos los matices de la política por venir.
Después de todo, nuestra sociedad todavía está tratando de resolver los problemas relacionados con la regulación del alcohol y el tabaco.
Somos conscientes de las lagunas en nuestra base de conocimientos actual sobre la marihuana y los efectos de ella en la salud y el desarrollo humano.
Por lo tanto, las recomendaciones establecidas en esta iniciativa que se convertirá en ley de la república deban incluir, llamados a las investigaciones y los monitoreos continuos y la flexibilidad para adaptarse y responder a las necesidades de las políticas emergentes en curso.
Colombia vive su propia historia con el cultivo y consumo de la marihuana, que ha sido muy alto el costo que ha pagado y sigue pagando, es necesario y es el momento de ponernos a tono con la realidad existente, junto con nuestras experiencias e inquietudes compartidas en torno a una planta y sus productos, que han tocado muchas vidas, de muchas maneras, durante décadas.
Las personas han descubierto formas de interactuar con la marihuana por diversas razones médicas, industriales, espirituales y sociales.
La ciencia moderna apenas está comenzando a desentrañar las complejidades de la farmacología de los cannabinoides.
Llego el momento de despenalizar totalmente el consumo de cannabis o marihuana y evitarnos encarcelamientos y muertes innecesarias y acabar con la violencia perpetua quedando demostrado que la represión no soluciona el problema y tampoco el camino correcto, ahora debemos pensar en la regularización como medicina y recuperarlos socialmente a los adictos.
Por. Edvards Mercado
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