El progresismo enfrenta grandes desafíos en la coyuntura actual, antes y después de los resultados de octubre, los alternativos han optado por ubicarse en un extremo de la polarización asumiendo un rol personalista sin aportarle nada al proyecto progresista, la izquierda presenta serias dificultades para relacionarse positivamente, cuando el objetivo es representar una nueva opción no solo de cambio si no de transformación política y social que ha permitido a la derecha reorganizarse, sobre todo en las regiones.
Por otra parte, la inexperiencia organizativa mal liderado en lo político, económico y social, y por otro lado, ha sido difícil enamorar a un electorado distinto sin tener una base sólida que soporte ese sector de la sociedad, los llamados alternativos no lo son del todo, le coquetean todo el tiempo a la derecha, no hemos podido crear un ‘‘pool’’ interdisciplinario desde las regiones que pueda contrarrestar las evidencias del voto, se sigue mirando al liberalismo como enemigo político y no como consecuente por las mismas luchas sociales.
El Pacto Histórico no existe, la Colombia Humana se diluyo en los partidos de derecha vendiendo los votos.
El gobierno Nacional no ejecuta y no ha establecido redes con las bases. Ministros, senadores y representantes no acompañan ni articulan con las bases en las regiones proyectos de sostenibilidad, no se tiene una comunicación asertiva que una a los alternativos, liberales e independientes por el bien de las reformas que son necesarias para el país, no existe un organigrama que sostenga las bases en función de un proyecto de unidad ni mucho menos tiene líderes representativos dignos de la confianza popular.
El desastre de octubre requiere de una valoración que vaya más allá de las ideas y no aplaudir aspiraciones motivadas por coyunturas que demuestran carencia de recurso intelectual para el debate y vacíos argumentativos en las propuestas, se debe estar a la altura de los cambios y transformaciones que la sociedad nos exige.
El progresismo, es un concepto amplio que incluye visiones desarrolladas, social-demócratas, posiciones de izquierda y de centro-izquierda, liberales y diversos enfoques populares, etc.
Los partidos y movimientos alternativos de Colombia, al parecer no han encontrado identidad con el progresismo de hoy, y que coadyuvaron un resultado tan desastroso como el que tenemos ante nosotros; quizás sea hora de abrirse a políticas que tengan más aliento y visión, políticas en las que se asuman riesgos y se asuman costos en la persecución de metas elevadas y objetivos ambiciosos, políticas que permitan pasar páginas del sectarismo y de sus paralizantes legados y se abran a un futuro por construir, cambiando su significado permitiendo que esta posibilidad influya en cambios en el comportamiento de los actores implicados, fortaleciendo a líderes comprometidos formados políticamente o intelectuales que visionen una sociedad distinta y sin apegos al poder para generar desarrollo.
Frente a una sociedad cada vez más polarizada y fragmentada y unos líderes cada vez menos comprensibles, se debe enriquecer los cuestionamientos técnicos de la política progresista con una exigencia intelectual y cultural que refleje las singularidades del contexto en las regiones. Construyendo desde la academia un nuevo modelo intelectual, político y cultural, incluyendo al empresariado y líderes sociales para proponer y construir unas herramientas eficaces, para pensar todas las preguntas políticas del momento, promover tanques de pensamiento en las regiones que reúnan todas las ideas que finalmente nos lleve a un manifiesto público, que una el verdadero sentimiento colectivo y permita crear el plan de desarrollo que la sociedad merece para el futuro.
La creación como objetivo sine qua non, un "pool" interdisciplinario desde las regiones que pueda contrarrestar las evidencias del voto.
La idea de partido único e impulsar un gran frente amplio propuesto por el líder natural de la Colombia Humana, es lo fundamental, para darle impulso al progresismo, quedando pendiente una reforma política que le dé el peso jurídico a dicha propuesta y acompañarla de directrices progresistas que impulsen y conlleven a la unidad, garantizando el futuro del progresismo en el país.
Por el momento siguen en el limbo las buenas intenciones, mientras en algunos sectores de la izquierda rondan intereses individuales aprovechando la lluvia de personerías jurídicas que otorga el Concejo Nacional Electoral.
Existen fuertes desafíos ante momentos críticos y, unidos tendremos la solución, el progresismo forma parte de la actual disputa, por lo que no estamos ante un proceso homogéneo ni lineal, sino que somos contendientes sujetos a la correlación de fuerzas en la vorágine de la transición.
Sólo mediante la conjugación de fuerzas electorales y sociales será posible aprovechar el debilitamiento de las élites y los partidos de derecha en decadencia en beneficio de los más desfavorecidos. Este es el reto que tenemos en adelante.
EDVARDS MERCADO.
Analista Político.
Colita: Dicho lo anterior, los perdedores disidentes de octubre, ya están haciendo convocatorias para reorganizarse y hacer borrón y cuenta nueva para seguir con las aspiraciones egocéntricas que hicieron parte del fracaso. Reunirse con los disidentes es alcahuetear y reconocerles lealtad sin merecerlas propio de los que no tienen convicciones y deseos de cambio, ‘‘creo que es miope, destructivo, injusto, y contradictorio con los mismos valores que defendemos públicamente’’. Claro está, es mejor pedirles cuentas y no dejarlos liderar de nuevo los procesos.
Comments